Montes Torozos
Descubre una belleza ilimitada
Los cauces fluviales han modelado, a lo largo de los siglos, las calizas del páramo creando pintorescos valles que se encajan en él, como el Sequillo, el Bajoz o el Hornija. Y multitud de arroyos nacidos en pequeños manantiales de rica agua mineral, aunque han disminuido debido a la lenta filtración del agua de la lluvia en las calizas.
Nos encontramos con el embalse del Bajoz, en las cercanías del Monasterio de La Santa Espina. Fue construido como un pequeño embalse de riego que modificó el original aspecto del bosque. Constituye una zona húmeda en el fondo del valle surcado por el río Bajoz, atrayendo a diversas especies de animales acuáticos.
Podemos ver aves como fochas o zampullines y también anfibios, como gallipatos o galápagos, que hacen de este embalse su hábitat natural. Y también peces, tales como la bermejuela o la tenca.
La belleza y la singularidad del paisaje le han llevado a la inclusión dentro del Catálogo de Zonas Húmedas de Interés Especial.
Otro de los enclaves de mayor interés de la zona, debido a sus especiales valores naturales, son las Riberas de Castronuño - Vega del Duero, incluido en el Catálogo de Zonas Húmedas de Interés Especial de la Comunidad de Castilla y León.
Esta zona, se localiza en el Embalse de San José y comprende los términos municipales de Castronuño, Pollos, Tordesillas y Torrecilla de la Abadesa. Tiene una superficie de 8.420 hectáreas y constituye una de las áreas más importantes para la fauna de la provincia de Valladolid. Es el hábitat natural de 260 especies.
Se trata de uno de los espacios naturales más singulares de la provincia, integrado en la Red de Espacios Naturales (REN) de Castilla y León, y está considerado a nivel europeo como ZEPA (Zona Especial de Protección para las aves).
Aparecen también extensos campos de vid, donde se cultivan los vinos bajo la D.O. Cigales, que acompañan a los principales platos de caza menor de la zona: conejo, liebre y perdiz. No olvidando al gallo turresilano, plato singular de Tordesillas.
Una visita a estos “montes encantados” les permitirá descubrir una zona llena de color y calor, cargada de historia y leyendas.